La versión “larga” del compacto italiano llega al país como una alternativa familiar. Motor naftero  Fire 1.4 de 95 CV, caja manual de sexta, gran nivel de equipamiento.


La variante con caja automática de un modelo determinado, independientemente de la categoría en la que compita, supone un plus de confort sobre todo desde el punto de vista de la conducción: conectar la palanca en D y “olvidarse” de pasar los cambios representa para muchos un problema menos.

El segmento de los compactos aprovecha este detalle y, lentamente, suma opciones con este tipo de transmisión. Una de las últimas novedades llega de la mano de Chevrolet que incorporó nuevas variantes con caja automática en la gama Onix/Prisma en versiones de equipamiento LTZ (tope de gama). Por eso ofrece entre otros elementos, sistema MyLink con pantalla táctil color de siete pulgadas que permite ver fotos y videos, Bluetooth y entradas USB y auxiliar. También computadora de a bordo, retrovisores exteriores y levantavidrios eléctricos delanteros y traseros “un toque”. Además, el Prisma cuenta con sensores de estacionamiento traseros. 

Doble airbag, ABS con EBD, cierre automático de puertas en velocidad, luces antiniebla delanteras y sistema de alarma antirrobo.

La novedad aparece en la transmisión automática de seis velocidades con mando secuencial que se controla desde las teclas que aparecen en la selectora. Mantiene el motor naftero de cuatro cilindros y 1.4 litros que entrega 98 CV, suficientes para otorgarle agilidad tanto en la ruta como en la ciudad.