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Con su geografía especialmente atractiva y el contenido interminable de su historia, esta provincia es una de las más atractivas. La laguna La Brava y la localidad de Chilecito son dos de sus principales atractivos.

 Son muchos y encantadores los atractivos de la provincia de La Rioja, pero entre todos, hay dos que se destacan por su magia especial. 

A 450 kilómetros al oeste de la capital provincial, se encuentra la laguna La Brava, imponente espejo acuático enclavada en el valle del Bermejo, en el cual la Naturaleza, aún es virgen, marca un límite de variados encantos. Hábitat ideal para flamencos rosados, guanacos y vicuñas, en este lugar declarado sitio Ramsar un 2 de febrero de 2003. El cuerpo de guías, especialmente preparados para acompañar la travesía, conforman Laguna Brava Turismo, cooperativa de 8 miembros, que trabaja con el equipamiento y seguridad indispensable para la aventura.

Recostada sobre su regazo a 4.200 metros de altura, la laguna aparece en el fondo del paisaje en un marco de cumbres nevadas  y suaves lomadas, contrastando el brillo de sus aguas, con el rosado de centenares de flamencos, que duplican sus siluetas invertidas. 

La fauna, en esta caprichosa expresión de la Naturaleza, se complementa con una gran variedad de patos, piuquenes y teros reales.

Científicos y naturalistas, recorren el camino que permite adentrarse en esta reserva natural donde residen flamencos, guanacos y vicuñas, y donde las Chinchillas permanecen casi alejadas entre los inmensos pajonales. Aquí es, donde el turista de espíritu aventurero, reconoce el valor real de la naturaleza más pura y se anima sigiloso a desentrañar su belleza.

Todo el año

La visita a esta laguna, está habilitado durante todo el año, siempre con la compañia de un guía especializado de la Cooperativa. El viaje hacia la laguna La Brava, comienza en la Villa San José de Vinchina a 330 kilómetros de la capital riojana. Las excursiones, se realizan con guías especializados y en vehículos 4x4. Sin embargo, cualquier vehículo en óptimas condiciones mecánicas, puede acceder sin ningún inconveniente.

Vale tener en cuenta, que el conocimiento de los técnicos, permite al visitante conocer todos los detalles, desde que se inicia el viaje en Vinchina. Para alojarse: Hostal Portal del Lago, de María Elena Pintos Bordón, donde la amabilidad y excelente atención, se muestra a cada instante. Para comer, la gastronomía regional y gourmet de Juan José Carrizo, un joven chef que volvió a su pueblo natal, para sumarse a la promoción turística de la zona. 

Chilecito, una perla de 300 años

Bajo la protección de Santa Rita de Casia, Chilecito celebra 300 años de fundación, hecho histórico que de la mano de Domingo Castro y Bazán, iniciara su historia, la misma que se atesora al pie del imponente macizo del Famatina, donde múltiples escenarios convergen  ante la majestuosidad de la creación natural, dando nacimiento, a una paleta multicolor como testigo de sus cerros; vestigios de pueblos originarios y paisajes sorprendentes, se levantan protagonistas de valles colmados de vides, que se distinguen en el mundo por sus vinos, siendo además custodio de riquezas mineras y agrícolas, del corredor del Bermejo.

En los caminos pintorescos de esta ciudad, cuna de historiadores y protagonistas de la vida nacional, se levantan obras de gran envergadura y declarados monumentos nacionales. Sin embargo las obras de ingeniería, forman parte de un patrimonio vial de excelencia, como la Cuesta de Miranda,  construida entre 1918 y 1928, donde los caminos sinuosos con curvas bien trazadas, se delimitan contra muros de contención graníticos, que son atravesados por las estribaciones sureñas de los Nevados del Famatin, transformándose en las Sierras de Sañogasta.

Las sierras, muestran estratificaciones rojas muy marcadas, con sorprendentes formas, donde predomina en abundancia  nuestro autóctono cardón, pero también lo recorren águilas y cóndores.

El Cable Carril, declarado Monumento Histórico Nacional, es otro de los lugares emblemáticos: recorre 37 kilómetros a través de nueve estaciones, entre los 1.092 y 4.200 metros sobre el nivel del mar-

Las Sierras del Paimán, los museos y demás atracciones, denotan los orígenes que marcaron la vida de cada comunidad chileciteña, pero también, hay lugar para la moderna infraestructura que sumó nivel tecnológico, en el tratamiento productivo de la agricultura.  

La inmensidad de la montaña, cuales titanes abrazan a este departamento, es testigo fiel de la protección divina del Cristo Redentor, en el cerro El Portezuelo, obra que sin duda alguna, resguarda y respalda a quienes  llegan en busca de fortalecer su creencia en Dios.

Gastronomía de excelencia, calidez y amabilidad, vinos premiados en el mundo, cuyo estandarte es el torrontes riojano, plazas hoteleras con vistas panorámicas inmejorables, tranquilidad y remanso esperan recibirte en este departamento del oeste riojano.