La riqueza de recursos y la diversidad de sus paisajes es un clásico de la Argentina. De ahí que transitarla por cualquiera de sus regiones sea una garantía de encontrarse múltiples atractivos, postales, leyendas y tradiciones.

Los Parques Nacionales son un plan interesante para entrar en contacto con esos tesoros. En la actualidad, la Argentina cuenta con 37 reservas de este tipo. Aquí te proponemos un recorrido por cinco de ellas.

PARQUE NACIONAL TALAMPAYA (LA RIOJA): Con 215.000 hectáreas de superficie, se encuentra ubicado en el centro-oeste de esta provincia y desde hace 20 años es considerado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Nació para conservar “una interesante muestra del ambiente de Monte, yacimientos arqueológicos y paleontológicos en un marco de imponente belleza escénica”, tal como destacan las autoridades del parque.

La primavera es el momento ideal para visitarlo. Si bien todo el paisaje es imponente, también esconde atractivos emblemáticos como los petroglifos (diseños que dejaron tallados en las piedras los antiguos habitantes) y los altos muros rojizos que datan de millones de años. Incluso, es probable que los viajeros se crucen con zorros y maras -entre otros animales- durante el recorrido.

PARQUE NACIONAL IGUAZÚ (MISIONES): Con una superficie de 67.620 hectáreas pertenecientes a la ecorregión Selva Paranaense, se ubica a sólo 18 kilómetros de Puerto Iguazú. Desde hace 35 años es reconocido como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Además, sus imponentes y legendarias Cataratas (originadas hace unos 200.000 años) son una de Las Siete Nuevas Maravillas del Mundo.

El parque toma su nombre del Río Iguazú que recorre en total más de mil kilómetros y que allí se ensancha a unos 1.500 metros, gira hacia al sur y luego retoma hacia el norte. De esta manera, forma una U que contiene, en su desembocadura, el abrupto desnivel que provoca las atractivas caídas de agua.

PARQUE NACIONAL LOS GLACIARES (SANTA CRUZ): Con más de 700 mil hectáreas, es el más extenso del Sistema Nacional de Áreas Protegidas Argentinas. Además, es dueño del manto de hielo más grande del mundo después de la Antártida. Por ese motivo y por contar con montañas, lagos y bosques en el que habitan un sinfín de especies de animales y plantas, este parque fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad en la década del ’80.

El hielo continental patagónico -que ocupa la mitad de esta reserva- posee 47 glaciares de gran magnitud. Entre ellos, el más famoso es el Perito Moreno, cuyos desprendimientos son un espectáculo; por él también podés hacer caminatas. Además, están el Upsala y el Spegazzini, entre los más destacados y otras 200 masas de hielo menores, pero igual de importantes.

PARQUE NACIONAL EL IMPENETRABLE (CHACO): Ubicado en el norte de esta provincia, es el hábitat natural de especies emblemáticas de la zona, como el oso hormiguero, tapir, pecarí, tatú carreta y yaguareté, además de una gran variedad de aves. Se trata de un área de gran relevancia para la conservación, que permitirá investigar y resguardar el mayor remanente natural del bosque chaqueño.

Se creó a partir de la Ley 26.996, sancionada el 22 de octubre de 2014 y promulgada el 31 del mismo mes. Sus alrededor de 130.000 hectáreas no sólo tiene valor por el buen estado de conservación de su flora y fauna sino que, además, tiene el suficiente potencial como para convertirse en un importante atractivo turístico, dadas sus especiales características.

PARQUE NACIONAL LOS CARDONES (SALTA): En la región de los Valles Calchaquíes, la especie vegetal que da nombre a este atractivo turístico posee ejemplares adultos que llegan a medir tres metros habiendo cumplido entre 250 y 300 años. Estuvieron en peligro de extinción por la explotación irracional que se hacía de su madera, aunque la Ley Nacional de Parques los protege, desde hace 25 años, en esta magnífica área que abarca cuatro ambientes naturales diferentes.

La flora y la fauna muestran características tan singulares y agrestes como el paisaje que las cobija. Además de recorrer la desértica belleza del Parque Nacional por una ruta en buenas condiciones, se pueden sacar fotografías, hacer travesías, caminatas y observación de flora y fauna. Los cardones en su árido silencio, impresionan con su porte firme sobre la tierra. Estarán siempre ahí, para deleitar la vista en una postal diferente.