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Hay provincias que sacan pecho con sus rutas del vino. Es el caso de Mendoza y San Juan, las principales productoras de esta bebida en el país. Algo similar ocurre en Salta, Tucumán, La Rioja y Catamarca. Más al sur, Neuquén

y Río Negro suman su presencia en este tipo de circuitos. Y en medio de sus sierras y ríos, Córdoba también dice presente en el Turismo Enológico. Su Ruta del Vino tiene más de diez años de historia y crece a pasos acelerados. De hecho, la región vitivinícola mediterránea se posiciona cada vez más en el mapa de los viajeros.

Nada es casual: Córdoba cuenta con una larga trayectoria en esta actividad. Allá por el silo XVII, los primeros vinos de esta provincia se elaboraban en las localidades de Jesús María y Colonia Caroya, donde en marzo de cada año se festeja la Fiesta Provincial de la Vendimia, en honor a los productores de uva. Y la celebración continúa al día siguiente, cuando se realiza la Fiesta Nacional de la Sagra de la Uva, con un almuerzo para habitantes locales y turistas en la vía pública. Otro detalle para recordar es que los jesuitas también dejaron su legado en la producción del vino cordobés.

Actualmente, los caminos del vino de esta provincia están conectados con los Valles del Norte de Córdoba, Punilla, Calamuchita, Traslasierra y el corredor Sierras Chicas. Este circuito permite descubrir los sabores de una bebida tan clásica y añeja en destacadas bodegas con viñedos propios (en algunos casos) y espacios de degustación, recorridos didácticos por museos temáticos e instalaciones de productores artesanales, servicio de gastronomía con restaurantes de primer nivel y otras bodegas, ofrecen alojamientos confortables en estancias, cabañas, hosterías y hoteles de campo.

Al transitar el corredor Sierras Chicas, los turistas podrán conocer la bodega La Caroyense, famosa por su producción de vinos espumantes, reflejada en el extra brut con etiquetas que obtuvieron premios nacionales e internacionales. En Colonia Caroya también tendrán la opción de recorrer la bodega Terra Camiare, que se destaca por sus vinos socavones: el vino Gran Quilino y el Ovum. Tiene instalaciones para disfrutar del servicio gastronómico y visitas con especialistas de esta bebida.

En el circuito que atraviesa los Valles del Norte de Córdoba, asoma la bodega Jairala Oller, cuyo fuerte es la elaboración de vino Merlot y Cabernet. Por el lado del Valle de Punilla, vale la pena recorrer la bodega Nébula, con visitas guiadas sólo los fines de semana y servicio de gastronomía con picadas con embutidos. Y por el lado del Corredor Traslasierra, se destaca la bodega San Javier, con un maravilloso complejo de cabañas. En tanto, la bodega Finca Atos se lleva gran parte de las miradas en el Valle de Calamuchita.

En las rutas de Córdoba, el nivel permitido de alcohol en sangre es de cero. Los caminos del vino de esta provincia es una experiencia única e inolvidable para los amantes de esta bebida, con alternativas para todos los bolsillos. Tener un conductor designado es un buen plan para viajar y disfrutar esta opción turística.