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Es uno de los momentos ideales del año. Los colores refulgen en cada mirada, la mente busca un descanso de la vida diaria y las brisas traen historias de miles de años con culturas bien arraigadas. El Noroeste argentino se

despliega con todos los fastos del altiplano. Y esa tierra cargada de leyendas deslumbra a propios y extraños. ¿Cómo no planificar, entonces, un viaje a esta región célebre del país para recargar energía y enfilar hacia este 2021?

Un recorrido por la tierra de los collas, los cerros de los colores, la Tucumán de la Independencia bien puede comenzar por la capital salteña. Una ciudad que convive de manera armónica con el decorado de la naturaleza. Cruzada por el Río Arenales, que la divide casi longitudinalmente, es el destino más importante del Noroeste argentina. Allí hay decenas de recorridos que se concretan en un día y llevan a lugares imperdibles.

Vale la pena conocer, por ejemplo, el Museo Arqueológico de Alta Montaña -uno de los más populares del país, gracias a los Niños de Llullaillaco-, la Catedral, el Cabildo, la Estación Terminal del Tren a las Nubes, el histórico Monumento a la Batalla del Salta y el Monumento a Güemes, ubicado a los pies del Cerro San Bernardo. Muchas veces, este recorrido se completa con el ascenso a dicho cerro para hacer el paseo desde allí en teleférico, que entrega vistas maravillosas de toda la ciudad desde las alturas.

Por la Ruta 40, el camino llega a Cafayate, un destino que se conoce como la Capital del Vino del Noroeste argentino, con más de 300 días de sol al año y una producción de uva torrontés que casi no admite comparaciones con el resto el mundo. Una vez completado el circuito de Salta, sólo hay que recorrer poco más de 100 kilómetros desde su capital provincial para llegar a San Salvador de Jujuy. Situada en medio de un espectacular anfiteatro tejido por las laderas de altas montañas, es la puerta de entrada a la fabulosa Quebrada de Humahuaca, el mayor atractivo turístico de todo la región noroeste de la Argentina.

Al seguir el rumbo de la Ruta Nacional 9, son necesarios apenas 40 kilómetros para llegar desde la capital jujeña a la Quebrada, cuyo comienzo geográfico tiene lugar en las cercanías de un pequeño pueblo llamado Tumbaya. A corta distancia de este pueblo se encuentra Purmamarca, un pequeño y mágico poblado que en muchos de sus rincones parece casi detenido en el tiempo, a juzgar por su arquitectura colonial.

Caracterizado por sus casas de adobe, está asentado a los pies del Cerro de los Siete Colores, otra de las grandes maravillas de la región. Unos 20 kilómetros al norte de Purmamarca, continuando el recorrido por la RN 9, se encuentra Tilcara, otro de los poblados destacados de la Quebrada de Humahuaca. Cientos de turistas llegan diariamente allí, atraídos especialmente por el célebre Pucará, una fortaleza levantada por la etnia de los tilcaras, que tiene casi 1200 años de antigüedad.

Finalmente, aún más al norte, está la localidad de Humahuaca, la más importante de la región. Las calles angostas y empedradas caracterizan a este poblado, situado a casi 3.000 metros de altura y cuyo nombre se cree que deriva del término indígena Humahuacac, que alude a una cabeza que llora. Dicen que allí, la etnia de los omaguacas enterraba las cabezas de sus principales jefes.

En un recorrido de norte a sur, hay un destino unido de manera estrecha a la historia del país_ San Miguel de Tucumán, la capital provincial tucumana. Conocido popularmente como El Jardín de la República, se destaca como la ciudad más poblada del noroeste argentino y, dentro de su tejido urbano, está la célebre Casa de la Independencia, en la que el 9 de julio de 1816 se firmó el acta de la independencia argentina.

A poco más de 20 kilómetros de San Miguel de Tucumán, se encuentra el encantador Cerro San Javier. Desde la capital tucumana, un camino de casi un centenar de curvas va ascendiendo hasta lo más alto de este cerro, que se eleva hasta los 1876 metros de altura y tiene sus laderas totalmente cubiertas de la frondosa vegetación que caracteriza a los bosques de yungas.

Aquí y allá, aventura, contrastes y paisajes se abren a un encuentro todavía más íntimo contratando algunas de las muchas excursiones que llevan todavía un poco más allá. Solo hay que decidirlo.