Legendaria como pocas, la Ruta Nacional 40 atraviesa 11 provincias argentinas y todas ellas tienen atractivos naturales que la convierten en un verdadero imán para turistas de todo el mundo. En La Rioja, arranca en Santa Clara y finaliza en

Alpasinche, con un total de 276 kilómetros por esta provincia que invitan a detenerse o a desviarse en algún tramo para conocer diversas maravillas. Entre ellas, el Parque Nacional Talampaya o la Laguna Brava.

La localidad de Santa Clara, a la altura del kilómetro 3.728, es la primera parada para los que quieran conocer parte de La Rioja a través de la Ruta 40. Además de la paz y los árboles que acompañan su calle principal, el mayor atractivo es la Casona de los Fajardo. Se trata de una casa-museo de adobe con exposiciones de arte permanente, telares y mucho del pasado, atendida por el profesor Nicolás Fajardo.

Un poco más adelante en la Ruta 40 aparece Guandacol, la segunda ciudad más importante del Departamento General Felipe Varela después de su cabecera, Villa Unión. Allí se puede conocer una parte valiosa de la historia de los caudillos, al visitar la casa donde vivió Felipe Varela. Además hay una ciudad para recorrer con su centenaria iglesia, su plaza y las teleras de la Cooperativa Unay y mucho más. Tiempo recomendado para estos sitios: medio día. Bonus: Guandacol cuenta con buenos hoteles e interesante gastronomía, pasar una noche puede ser un buen plan.

Luego sí, a seguir viaje por “la 40” pero a sólo 15 kilómetros ya hay que detenerse para conocer el Vallecito Encantado, a la vera del camino. Allí, se forjaron geoformas de las más curiosas graciass a la erosión, los vientos y la naturaleza: el “sombrero mejicano”, la “copa del mundo” y muchas otras invitan a sacarse fotos y a disfrutar de la salida o la puesta del sol mientras se siente la paz del lugar. ¿Tiempo recomendado para esta atracción? Tres horas. ¿El bonus recomendado? Contratar un guía local o hacerlo con agencia habilitada para conocer la historia y entender un poco más el hermoso paisaje.

De regreso en el vehículo, hay que manejar hasta la intersección con la Ruta 76, donde se despliegan distintas opciones. Por un lado, girar a la derecha. Por el otro, doblar a la izquierda. O en todo caso, seguir derecho. Como no es un libro de aventuras ni misterio, vale la pena develar qué hay en cada elección: si giran a la derecha y siguen unos kilómetros podrán visitar la localidad de Pagancillo, donde pueden pasar una noche, comer y disfrutar de la paz que brinda esta ciudad. Más adelante, llegarán a la entrada del atractivo turístico más importante de la zona: el Parque Nacional Talampaya. Millones de años y de eras expuestas en un solo lugar, en este sitio que fue declarado Patrimonio de la Humanidad y Maravilla Natural Argentina.

Ahora bien, si giraron a la izquierda y tienen algunos días para destinar, lo recomendado será hacer base en alguno de los hoteles de Villa Unión, la cabeceara departamental, y reponer energía para las dos excursiones más famosas y requeridas por quienes visitan la zona: la Laguna Brava y el Cañón del Triásico. La Reserva Natural Laguna Brava se encuentra a unos 4.500 metros de altura sobre la Cordillera de los Andes y es una excursión que dura todo el día, por lo que es necesario hacerla descansados y en lo posible, con alguna de las agencias habilitadas que hay en la zona.

Asimismo, el Cañón del Triásico es un circuito para realizar en 4x4 y se puede hacer en medio día, ya que está a pocos kilómetros de Villa Unión. Hay que contratar la excursión con las agencias habilitadas, y tanto de día como de noche para ver las estrellas es un circuito imperdible. El tiempo recomendado para hospedarse en Villa Unión y hacer las excursiones: dos o tes noches. La ciudad cuenta con hoteles de alta categoría y restaurantes muy buenos. Y el chivito es casi obligatorio.

Y si la intención es seguir derecho por la Ruta 40, a unas pocas decenas de kilómetros encontrarán la entrada a Aicuña, un pueblo de montaña que con menos de 300 habitantes es famoso por la calidez de su gente. Comer unas deliciosas empanadas, probar un vino de la bodega local y relajarse mientras se respira aire puro está más que aconsejado.

Al llegar al final del tramo que atraviesa el Departamento General Felipe Varela, se encuentra la Cuesta de Miranda, que además sirve para continuar el viaje hasta Chilecito y otros Departamentos provinciales, como la mismísima Capital riojana. Este tramo es para muchos el más lindo, ya que al ser una zona alta se aprecian los valles, las montañas y toda la paleta de colores que ofrece la zona. Hay miradores para detenerse y apreciar el paisaje, y por qué no tomar unas hermosas fotografías para rubricar el momento. Una sugerencia: sobre la Cuesta de Miranda se puede recorrer parte del antiguo Camino del Inca… ¡y vale la pena hacerlo!