La Fiesta del Poncho cumple este año 51 ediciones. Turistas locales y extranjeros disfrutan esta celebración con una infraestructura renovada. Uno de los acontecimientos culturales más grandes del invierno que se desarrollará entre el 13 y el 22 de julio. El impulso turístico alrededor del vino.
Todo un símbolo de la identidad de Catamarca que nació en 1967 para revalorizar el trabajo de hilanderos y tejedores, abocados al arte de crear la prenda más tradicional del folclore argentino.
La fiesta comienza de día con el despliegue de los saberes y las creaciones de artesanos y continúa durante la noche al calor de la música y la danza.
Cerca de 750 artesanos nacionales e internacionales se convocan este año en el Predio Ferial de Catamarca, ubicado en Av. Méjico S/N, Km. 4700, en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca.
Una fiesta que incluye un festival folklórico que convoca a artistas de primer nivel. Pabellones en los que se incentiva el desarrollo turístico para difundir las diferentes propuestas a través de las cuales se pueden conocer los incomparables paisajes de la provincia, municipio por municipio. También se pueden degustar comidas regionales, los mejores vinos de la región, cervezas artesanales, aceites de oliva y los famosos dulces y confituras típicos del norte argentino.
La Feria Artesanal en este 2018 estará organizada en cuatro sectores bien diferenciados y destinados a la exposición y comercialización de productos elaborados por artesanos, manualistas y productores. A saber:
Sector Artesanías: este sector está conformado por artesanos independientes cuya participación está organizada de acuerdo a 13 rubros que contempla la feria. Para su exposición se ubican en los pabellones Peregrina Zárate y Aldacira Flores de Andrada.
Sector Institucional Artesanal: el sector institucional será destinado a representantes de organizaciones públicas y privadas afines a la artesanía.
Sector Manualidades: este sector está destinado exclusivamente a manualistas y a diferencia de otros años los interesados debieron postularse para ser evaluados por un jurado que determinó los seleccionados.
Sector Productos Regionales: concentrado en dos carpas de 54 stands cada una, que reúnen productores locales únicamente, donde se exponen y comercializan productos de panificación, dulces, confituras, repostería, vinos caseros y artesanales, licores y aguardientes, aceites y especias.
Vino Catamarqueño
El polo vitivinícola se ubica a 300 kilómetros al oeste de la ciudad capital: San Fernando del Valle de Catamarca, en un paisaje coronado por los Seismiles (unas 20 cumbres que superan los 6.000 metros de altura).
Aquí donde reina el Nevado Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo (6.893 m.s.n.m.) y la segunda cumbre de América después del Aconcagua, las bodegas son de larga data y su producción es de tipo tradicional. Las cepas que se destacan son las malbec, syrah, cabernet sauvignon y bonarda. Los viñedos se encuentran en un ambiente casi desértico, a una altura que varía entre los 1.200 y los 1.750 m.s.n.m., con una importante amplitud térmica. Grandes aliados para la producción de frutos concentrados y sanos, naturalmente ecológicos.
Tinogasta, localidad a la cual se accede desde la capital provincial por la Ruta Nacional 38 y la Ruta Nacional 60, es la base desde donde se parte para visitar las viñas.
Entre Tinogasta y Fiambalá, en pleno valle vitivinícola catamarqueño y a lo largo de 50 kilómetros, puede recorrerse la Ruta del Adobe, un circuito que es Patrimonio Cultural y Turístico de la provincia y que rescata reliquias arquitectónicas construidas en barro y paja, entre los siglos XVII y XVIII. También preserva un rico patrimonio arqueológico que cuenta la vida en tiempos de las culturas originarias y su posterior fusión con la llegada de los españoles.
Pero no todo es historia. Los médanos de Saujil invitan a la práctica del sandboard, mientras que las aguas termales de La Aguadita y Termas de Fiambalá son el ámbito indicado para el relax.
Sumergirse en los piletones de piedras pircas y sentir el agua caliente que llega directamente desde una vertiente natural relaja el cuerpo sin pedir permiso y nadie se niega ante una sensación tan placentera, que además trae muchos beneficios para la salud. El hecho de que las piscinas estén adentro de la montaña, literalmente, brinda un espectáculo único en medio de la quebrada.
Fiesta del Poncho: la historia
Fue mediante un decreto, el número 645, firmado por el entonces general de brigada Ramón Guillermo Brizuela en el año 1967, que la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho terminó de conformar definitivamente múltiples aspiraciones de catamarqueños que, desde varios años atrás intuían certeramente que alrededor del poncho artesanal debía construir el sentido de identidad que serviría para que la provincia se muestre y convoque al país.
En coincidencia con el aniversario de la fundación de Catamarca, un 5 de julio de 1967, se dio inicio a la historia oficial de la Fiesta del Poncho, con la apertura de la fiesta que contó con la presencia de autoridades políticas, eclesiales y referentes culturales de la provincia.