Capital Provincial del Turismo Termal. Carhué luce con orgullo ese cartel. Claro, miles de turistas llegan a este destino bonaerense en busca de relax, salud y belleza. Y vaya si lo encuentran. La experiencia deja un grato
recuerdo, al igual que los atractivos de un lugar distinto. Ocurre que Carhué -cabecera del Partido de Adolfo Alsina- se erige a orillas de uno de los lagos más sorprendentes del mundo: el Lago Epecuén. Por su salinidad, sólo se compara con el Mar Muerto.
Sus aguas concentran entre 180 y 200 gramos de sal por cada litro. Así tienen efectos sedativos y son beneficiosas para el bienestar personal. El Lago Epecuén aporta, además, 22 minerales que favorecen los tratamientos para el acné, la artritis, psoriasis y diversas enfermedades de la piel. Los hoteles utilizan todo el año estas aguas hipermarinas en sus piscinas, hidromasajes y servicios de spa, usando también el fango del lago.
A principios de 2017, casi 2.000 personas lograron flotar tomadas de las manos en el Lago Epecuén y, de esta manera, batieron un nuevo récord Guiness. La marca anterior, vale recordar, se había registrado en Taiwán, donde en 2014 flotaron 634 personas en el Lago Sun Moon, pero utilizando flotadores. Algo que no fue necesario en las aguas del Lago Epecuén, debido a su alta concentración de sales.
A sólo 520 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, Carhué es una propuesta ideal para disfrutar de termas y actividades al aire libre. Los atardeceres sobre el lago Epecuén son, también, una postal que sorprende a locales y turistas. Allí vive la tercera colonia más grande de flamencos de América Latina que, junto a otras aves playeras, completan el escenario idel para disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor.
Además se recomienda la visita a las ruinas de ex Villa Epecuén, ícono del turismo desde inicio del siglo XX, que hace 35 años quedó bajo agua debido al exceso de lluvias y una deficiente planificación hidráulica. La hipersalinidad del Lago hizo que las construcciones no pudieran recuperarse y la villa quedó en ruinas. Carhué es también el lugar donde el Ingeniero Francisco Salamone realizó más obras: el Palacio Municipal, con su luminaria y mobiliario, el Cristo del Lago y el Matadero.