Es la imagen clásica. Los bloques de hielo caen sobre el Lago Argentino y su estruendo impacta a los viajeros. Hay silencio en el Parque Nacional Los Glaciares. Y enseguida, suenan los aplausos de los visitantes. La
escena ocurre en cada desprendimiento y es la credencial global de El Calafate. Sin embargo, el encanto de esta tierra patagónica va más allá de ese espectáculo. Hay, por ejemplo, una ciudad que vale la pena descubrir. Llena de vida y sorpresas. De historia y atractivos.
Recorrer el centro de este destino permite conocer sus sabores, la tradición y la esencia del sur argentino. Uno de los sitios recomendados es La Aldea de los Gnomos, donde los turistas buscan un souvenir para rememorar la visita a El Calafate. Entre maderas y piedras, pueden encontrar el mejor recuerdo para llevarse a su casa. ¿Qué pueden elegir? Mates, pinturas, telares y otros productos que se desarrollan en la zona, tal como se aprecia en el Paseo de Artesanos que asoma sobre la Avenida Libertador, un espacio de convivencia de distintas culturas.
Los sabores ofrecidos por los restaurantes de El Calafate se destacan por su gran variedad. Algunos turistas eligen sin dudar los platos típicos, como el cordero patagónico. Otros optan por la cerveza artesanal para acompañar una pizza exquisita. Y están aquellos que buscan menúes gourmet. Eso sí, el chocolate artesanal es una preferencia unánime. Se lo consigue en rama y bombones con licor o dulce de leche. Y es, sin dudas, una de las joyas de esta ciudad, en la que varios de los chefs más prestigiosos del país deleitan a los comensales con creatividad y materias primas de calidad.
El Calafate tiene encanto en sus souvenirs y sabores. Y por supuesto, en los colores que marcan las distintas temporadas del año. Son días en los que el blanco de la nieve y los grises del cielo invitan a disfrutar momentos de paz, sintiendo la belleza de los copos de nieve que cubren la ciudad y componen nuevos espacios naturales. Esos lugares, junto a las casas repletas de historia, los puentes y la avenida comercial brindan varias opciones de esparcimiento en un destino patagónico que se ha destacado por su crecimiento constante en los últimos tiempos.
La nieve, en definitiva, potencia la belleza de El Calafate. Una ciudad segura, tranquila y limpia, en la que conviven diferentes idiomas en la temporada turística. Recorrerla a pie, en auto o en bicicleta le permitirá al viajero conocer sus tradiciones. Su magia. Sus paraísos.