La Argentina es uno de los países de América Latina con mayor cantidad de aguas termales en su territorio. Este recurso no sólo genera una inmersión agradable, sino que también aporta beneficios a la salud, como la oxigenación del cuerpo o el aumento
del metabolismo. Los destinos dedicados a este segmento suelen combinar, además, otras actividades que se complementan con los baños termales.
En el país, los complejos de este tipo garantizan un ambiente de relax en contacto con el agua. Suena a un viaje prometedor solo, en parejo o familia. Sus efectos, vale aclarar, varían según la temperatura de las aguas surgidas de las entrañas de la Tierra: entre 30° y 34°, mejoran la circulación; ente 35° y 37°, son sedantes; entre 37° y 39°, descontracturantes; y entre 40° y 41°, resultan útiles en enfermedades crónicas. En este repaso, cuatro termas que vale la pena visitar en cualquier época del año, con la intención de disfrutar de sus ventajas para la mente y la salud.
Termas de Río Hondo. Las más famosas de la Argentina. Están a orillas del Río Dulce, sobre napas ricas en sales y minerales. En ese destino de Santiago del Estero no hace falta ir a las piletas de las termas para acceder al agua de este tipo, basta con abrir el grifo. Las aguas termales se originan en las lluvias que se producen en el Nevado del Aconquija, que luego discurren por el terreno y se introducen en el mismo a gran profundidad, nutriéndose de minerales y aumentando poco a poco su temperatura.
Se la conoce como la Ciudad Termal de la Argentina, ya que se trata de un centro de este tipo, sino de toda una ciudad asentada en 14 napas mesotermales con agua mineromedicinal, que recibe visitantes en todas las estaciones. La ciudad ha ido complementando ese servicio con otros de índole cultural, gastronómico y hasta deportivo.
Termas de Cacheuta. Más allá de la Ruta del Vino y otros atractivos turísticos, Mendoza también ofrece aguas termales. Estas piscinas de piedra volcánica, con aguas de entre 32° y 42°C, rodeadas de arbustos y cactus, son un verdadero paraíso. Se encuentran enfocadas más en la diversión y en el relax, que en los tratamientos terapéuticos.
El Parque de Agua Termas Cacheuta está ubicado a 38 kilómetros de la capital provincial y cuenta con muchas piscinas a distintas temperaturas y con diferentes hidroterapias, con servicios de inmersiones termales, masajes y circuitos de spa.
Termas de Carhué. Esta ciudad bonaerense se encuentra en el distrito de Adolfo Alsina, a unos 500 kilómetros de la Capital Federal. Carhué tomó parte del turismo que recibía Villa Lago Epecuén, uno de los destinos más turísticos de Argentina hasta mediados de la década del '80, cuando quedó bajo el agua como consecuencia de una inundación.
Las aguas del lago Epecuén tienen una concentración de entre 180 y 200 gramos de sal por cada litro, más de cuatro veces de la que se encuentra en el mar, convierten al Lago en un flotario natural, y hacen que sus aguas sean sólo comparables con las del Mar Muerto en Medio Oriente. Se transportan hasta los hoteles de Carhué y se utiliza en piscinas, baños termales y tratamientos de spa y belleza.
Termas de Federación. En Entre Ríos, asoma este complejo con aguas termales que surgen a más de 1200 metros de profundidad, desde el Acuífero Guaraní, con temperaturas que alcanzan hasta los 42°. El Parque está dentro del casco urbano de la ciudad, a pocas cuadras del centro comercial y a orillas del Lago Salto Grande.
Dentro del parque termal puedes optar por un área de relax con piletas cubiertas y diferentes temperaturas, o un área recreativa con una piscina semiolímpica. Es ideal para las familias que viajan con niños, ya que cuenta con parques de agua abiertos durante la temporada de verano, con divertidos toboganes y piletas con olas.