El moderno sedán se fabrica en Brasil sobre la base del nuevo Polo. Amplio y bien equipado, aporta un toque de tecnología en la categoría.

La competencia en el segmento de los compacto en el mercado argentino es intensa y necesaria. Este espacio, uno de los más importantes de la industria automotriz, estaba necesitando una renovación la cual ha llegado (entre otros) de la mano de Volkswagen. Efectivamente, la marca alemana hace su jugada con dos productos de vanguardia: el nuevo Polo, modelo muy bien logrado para la contienda entre los hatchback del segmento B, y Virtus, el sedán fabricado sobre la base del hatch, es decir, la plataforma modular MQB (el primer modelo de Latinoamérica en usar inteligencia artificial) y que muestra un claro avance en este espacio.

Un poco más

Virtus mide 4.48 m de largo (42,5 cm más que el nuevo Polo también) y cuenta con una distancia entre ejes de 2,65 m (exactamente lo mismo que el Vento actual), es decir, 8,5 cm más que el nuevo Polo. Esta cota redunda en un habitáculo amplio, con espacio suficiente para los ocupantes de las plazas traseras, y para ofrecer una capacidad de baúl de 521 litros.
Es un producto muy bien equipado tanto en confort como en seguridad: todas las versiones ofrecen de serie, cuatro airbags y ESP.
Se ofrece en tres versiones de equipamiento. Trendline, Comfortline y Highline. Trendline ofrece de serie: control de estabilidad (ESP) y asistente en ascenso y descenso (Hill Hold Control HHC), ABS con distribución electrónica de la fuerza de frenado (EBD), luz diurna de led (LED DRL), airbag para conductor y pasajero delantero, airbags laterales para pasajeros delanteros, cinco apoyacabezas ajustables en altura, anclajes Isofix, cinco cinturones de seguridad tres puntos, retrovisores exteriores manuales, levantavidrios eléctricos delanteros y traseros, cierre central con comando a distancia, alarma e inmovilizador electrónico, dirección asistida eléctrica, asiento del conductor ajustable en altura, radio Composition Touch 6,5” con App Connect, computadora de a bordo I-System, toma 12 Volts, volante multifunción, aire acondicionado, asiento trasero plegable (una pieza), llantas de acero de 15”, neumáticos 185/65 R15, entre otros.
Comfortline agrega, volante regulable en altura y profundidad, respaldo de asiento trasero plegable (1/3 – 2/3), sensor de estacionamiento trasero, espejos exteriores eléctricos con luz de giro y Tilt Down, faros antiniebla delanteros con función cornering, llantas de aleación 16” y volante forrado en cuero con levas de cambio shift paddles, entre otros.

A la vanguardia

Highline, la tope de gama, suma, tablero digital Active Info Display (proyecta en el tablero las imágenes del navegador), radio Discover Media de 8” con GPS y App Connect, cámara de estacionamiento trasera, climatizador automático con salida de aire trasera, control de velocidad crucero, activación de luces automática, sistema Coming & leaving Home, sensor de lluvia, retrovisor interior con antiencandilamiento automático, sensor de estacionamiento delantero, sistema de apertura y encendido sin llave y asiento del pasajero delantero plegable, entre otros.
Todas las versiones utilizan el motor naftero 1.6 MSI de cuatro cilindros con tapa de 16 válvulas que entrega 110 CV de potencia y 16 kgm de torque y que puede trabajar con una caja manual de cinco velocidades o automática Tiptronic de sexta en todas las versiones.
En cuanto a los precios, al cierre de esta edición, con una economía que no encuentra el camino, la versión de entrada, Trendline con caja manual se vendía por 400.802 pesos, mientras que la más encumbrada, Highline Tiptronic tenía un valor de 551.700 pesos. En todos los casos la garantía es de tres años o cien mil kilómetros.