Cada febrero, los riojanos conjugan el antepasado originario y el legado diaguita por celebrar el éxito en la recolección de frutos. La Chaya, durante tres días, homenajea ese hecho ancestral.
En los barrios, en los pueblos y en las calles se mezclan la harina, la albahaca y el vino para celebrar una tradición ancestral. La historia relata que en valles y quebradas vivían los diaguitas. Cada año las tribus agradecían a la Pachamama (Madre Tierra), las bondades recibidas y la fructífera cosecha, principalmente del algarrobo, el árbol más importante de la economía y la tradición diaguita. Los estudiosos de estas leyendas, coinciden en que en una de estas tribus, vivía una bella joven llamada Challai (Chaya), que era tan hermosa, que los diaguitas creían que era un homenaje vivo a la Madre Tierra.
Cuando los españoles llegaron a estas latitudes, se encontraron con una fiesta singular de agua y danza que celebraban los diaguitas, festejando la finalización de las cosechas, aunque en La Rioja de hoy, esté muy ligada al Carnaval de febrero. Es entonces, cuando se realiza el Festival Nacional de la Chaya, además de los típicos “topamientos” por los barrios, con agua, harina, albahaca, vino y vidalas, para refrescar la amistad de todos.
Naturaleza y hombre
Esta simbiosis entre la naturaleza y el hombre -en su esencia originaria- es nada más ni nada menos, la celebración que reúne a familias íntegras, alrededor de mesas servidas del tradicional asado y el buen vino, donde se olvidan las penas de un año pasado, y del sentido propio de ver a los seres queridos, reunidos a celebrar una gran fiesta de amistad.
Curiosamente, la fecha del carnaval tiene una relación directa con la fecha de la Semana Santa. Martes de carnaval, es el día anterior al Miércoles de Ceniza, y el sábado de carnaval, que es cuando se celebra en la mayoría de las ciudades, es el sábado anterior al Miércoles de Ceniza. Miércoles de Ceniza, es el día de comienzo de la Cuaresma y es 40 días antes del Domingo de Ramos, que es el domingo anterior al Domingo de Resurrección, ya en Semana Santa.
El carnaval, comenzó a celebrarse a partir del 1600, mezcla de legado español y el candombe bailado por los esclavos negros.
Sinónimo de alegría
El Gobernador electo Sergio Casas, expresó que “La Chaya es sinónimo de alegría, por eso deseo con el alma, que todos siempre aportemos un granito de arena, los que estamos a cargo de funciones institucionales, los periodistas, los artistas y los riojanos en general, tenemos que vivir esta Chaya como siempre se hizo en los barrios, en los pueblos con harina y albahaca, tenemos que estar todos juntos y redescubrir el verdadero sentido de esta fiesta popular”.
Los topamientos
El “topamiento” es el enfrentamiento amistoso entre los hombres y las mujeres, que al llegar al centro de la calle, y se arrojan agua y harina como símbolo de confraternidad. El “Cumpa” y la “Comadre” son los personajes que comandan la ceremonia chayera, que tiene a un muñeco del Pujllay presidiendo la fiesta. Durante toda la tarde, los vecinos del barrio bailan al ritmo de grupos folklóricos o de música grabada, en una fiesta que acaba, cuando comienza la noche. El vino, las empanadas, la harina, la albahaca y la música popular, hacen olvidar las penas y borran los resquemores y las diferencias entre todos.