Hay de todos los estilos... y para todos los paladares. Desde las clásicas IPAS hasta aquellas con sabores más osados, como frambuesa o rosa mosqueta. La escena no ocurre en Inglaterra. Tampoco en Alemania.
Y menos aún en Estados Unidos. Sucede en Bariloche, la ciudad con mayor número de cervecerías en la Argentina y líder en volumen de producción per cápita. Un destino que, por supuesto, le dedica su ruta a la birra artesanal.
Todo comenzó en el verano de 1915, cuando aparecieron los primeros homebrewers en Bariloche. Entonces, la cebada se cultivaba en la ladera del cerro Otto y se producían sólo dos clases de cerveza: blanca tipo lager y negra tipo stout. Hoy la elaboración de esta bebida es de alta calidad y se destaca como una marca registrada de esta ciudad patagónica. Queda en claro con la gran cantidad de premios recibidos por sus productores a nivel nacional y global.
¿Qué distingue a la cerveza artesanal de Bariloche, por ejemplo, en comparación con la otros lugares del país? La calidad del agua y, sobre todo, el cultivo del lúpulo en la zona de El Bolsón y el Alto Valle de Río Negro. De sus flores, convenientemente secadas, se extrae la lupulina: un elemento esencial que aporta el sabor amargo y el aroma característico de la birra.
La ruta cervecera de Bariloche permite conocer diferentes propuestas. La más tradicional, cuentan los especialistas, es Manush. Está ubicada en el centro de la ciudad, por lo que es una opción para los turistas que están alojados en esa zona. Tiene 23 variedades de cerveza artesanal tirada, de elaboración propia y de otras etiquetas de la región. Por su parte, la Microcervecería Patagonia ofrece una escenografía natural increíble. En pleno Circuito Chico, tiene vista al Lago Moreno y la Cordillera de fondo. Aquí pueden probarse variedades estables y ediciones limitadas. Su tour es un viaje a las salas de conocimiento y fermentación, y culmina con un maridaje fantástico.
Por su parte, Blest tiene más de 30 años de historia y es uno de los exponentes de la cerveza artesanal a nivel local y nacional. Con diez franquicias en diferentes provincias del país, se encuentra en el kilómetro cuatro y sirve al público 11 estilos de birra. Vale la pena probar stout, scotch, frambuesa o honney. Y siempre hay que prestar atención a sus estilos propios con el sello de la Patagonia.
Otra cervecería recomendada en la ruta barilochense es La Cruz, con una identidad de estilo inglés: cervezas con fuerte carácter y cuerpo, elaboradas con maltas nacionales, alemanas y belgas. En tanto, Konna es un bar pequeño sobre la calle Juramento, donde sirven tiradas sus tres variedades: Porter, Kölsch e IPA. Un consejo: quienes encuentren mesa para cenar, pueden pedir una tabla patagónica o su hamburguesa de cordero. Contundente y ciento por ciento recomendable.