Ocurrió hace poco más de un mes, en el microcentro porteño. Allí se celebró el Campeonato Mundial del Alfajor, con la participación de 150 productores locales e internacionales. Y el primer premio quedó en manos de una empresa marplatense, con un
alfajor de mousse, relleno de chocolate al licor. Aquella competencia es, a esta altura, una buena excusa para recorrer la ruta de este producto por la Argentina.
Quien viaje por el país encontrará diversas expresiones de alfajores en cada región. Mar del Plata, por caso, es pionera a la elaboración de las versiones artesanales. La ciudad balnearia se caracteriza por sus elaboraciones de masa tierna, rellenas de dulce de leche y bañadas con chocolate negro o azúcar tipo merengue (blancos); aunque en la actualidad existen ya numerosas variedades y combinaciones.
En este camino, Santa Fe tiene su típico alfajor, reconocible su baño de glasé y sus capas rellenas de dulce de leche. El secreto más relevante de estos alfajores son sus tapas de masa crocante, que se logran agregando a la preparación un chorrito de alcohol fino. A no sorprenderse si encuentra un dejo de anís. Esto se debe a que la receta tradicional indica que puede llevar un poquito de aguardiente de esta especia.
De Córdoba a Mendoza, con otras característica
En la provincia mediterránea, la ciudad de La Falda celebra todos los años la Fiesta Nacional del Alfajor. La diferencia con otras versiones es que el cordobés tiene una masa más liviana, más esponjosa, lleva un relleno de mermeladas de frutas regionales y están bañados con el típico glasé de azúcar impalpable y limón, que le dan una textura crocante que se rompe al primer mordisco.
Por otro lado, una de las características de los alfajores mendocinos es que la masa está hecha con un porcentaje de nueces molidas, lo que le otorga un sabor único. Además, su textura es tierna y cremosa. Así, la tierra del vino también tiene su alfajor de alta calidad. Tanto, que muchos alfajores mendocinos ganaron numerosos premios y en varias ocasiones fueron elegidos como los mejores del país.
En el norte del país, suele comerse el alfajor de miel de caña, un producto típico que se come en distintos postres. En el caso de este bocado, la miel se mezcla con el batido de claras de huevo hasta formar un merengue, que luego será el relleno. Las tapas fresquitas deben estar apenas doradas y tiernas. "Las claritas", como algunos llaman a este alfajor en Tucumán, también pueden estar rellenos de dulce de leche o membrillo.
Y en Paso de los Libres (Corrientes), se pueden disfrutar alfajores a base de un producto típico de la zona: la mandioca. Rellenos con confituras de frutas, son frescos y se convirtieron en un clásico producto regional.