Comer una naranja tomada directamente del árbol. Ver el nacimiento de un ternero. O comer barritas de nueces pecán recién recolectadas. Esas son algunas de las propuestas inolvidables de los hospedajes sustentables para quienes buscan descansar y darle

un corte a su rutina en paisajes naturales imponentes. Y pueden vivirse en Chascomús, General Belgrano y San Pedro, tres destinos cercanos a la ciudad de Buenos Aires.

Desconexión total en Chascomús

En sus cinco hectáreas, el complejo turístico La Grulla promueve el vínculo amigable con el medio ambiente. “Incorporamos la perspectiva sustentable desde el principio de la construcción”, cuenta Lorena Nonaka, propietaria del lugar. Las cabañas, dispuestas en la orientación clave, permiten aprovechar al máximo la luz natural, poseen termotanques solares, biodigestores y paredes con aislación isotérmica para hacer un uso responsable de la energía.

La parquización deslumbra con árboles centenarios de diferentes especies, entre ellos frutales; un jardín japonés con cascada y peces de colores; la granja educativa con animales y aves de varios tipos. El espacio incluye una sala de juegos, una pileta con solarium y estaciones de descanso para vivir una excelente tarde al aire libre. El restó, en tanto, ofrece exquisitos platos de cocina internacional y tradicional; y en el patio cervecero se pueden degustar fiambres ahumados alemanes con una espumante cerveza tirada.

General Belgrano: energía de lo natural

Desde hace una década, los docentes Pablo Bagatto y Roxana de Menditte, están al frente de la posada de campo PuilQuen, cuya consigna principal es volver a lo simple: a la naturaleza. “La idea surgió a partir de nuestro recorrido porque siempre hemos estado en contacto con la permacultura y el reciclado”, explica Pablo, que junto a Roxana llevan adelante también una asociación civil que trabaja en educación ambiental, agroecología y actividades recreativas.

A cinco minutos de las Termas del Salado, y con una extensión de 12 hectáreas, los alojamientos de PuilQuen están amoblados con palets, un colector solar casero y una caja verde funciona como una heladera sin electricidad. El manual verde guía a los huéspedes sobre cómo utilizar de manera responsable la energía. Allí se pueden realizar visitas guiadas a la huerta orgánica y cosechar verduras con sus propias manos.

La granja es el sitio preferido del público infantil: observan diferentes tipos de animales y aprenden sobre biodiversidad y energías renovables. “Han visto nacer terneritos y empollar gallinas”, recuerda Bagatto.

Cabalgatas y dulces caseros en San Pedro

En la localidad de Gobernador Castro, ubicada en el distrito de San Pedro, se encuentra el Establecimiento Esperanza, un campo que se extiende por 16 hectáreas de tranquilidad rural destinado al agroturismo. La salamandra con gajos de leña secos calefacciona los ambientes, las construcciones se cubren con pintura blanca, las botellas de vidrio se reutilizan, se separan los residuos y el agua se templa con termotanques solares.

Cabañas, dormis o ecosuites edificados con troncos macizos, vidrios dobles y equipamiento ecológico son las opciones perfectas para una estadía relajada. “Tenemos 2.500 árboles de distintas especies, entre ellos frutales: higos, membrillos, quinotos, manzana, peras, ciruelos, nueces pecán -con las hacen barritas caseras-, y naranjas que se exprimen para el desayuno”, detalla Alejandro Engler, propietario del hospedaje.

En la cocina se elaboran platos regionales a partir de las frutas y verduras que crecen allí porque el objetivo es “bajar el impacto de la huella de carbono”, y en el patio funcionan canchas de fútbol, vóley y tenis; piscinas, vestuarios y solarium. También posee sala de juegos, confitería con deck de madera y salón auditorio.

Recorrer el predio montando a caballo es una de las actividades preferidas de los visitantes, principalmente para quienes lo hacen por primera vez. “Hay familias que vienen siempre y también han empezado a visitarnos las nuevas generaciones”, completa Engler.