Senderismo, canotaje, rappel, parapente... Esas son algunas de las opciones que ofrece Tucumán, en una distancia cercana a la capital provincial, donde la variedad del paisaje, el clima y el suelo permiten desarrollar actividades que encienden la adrenalina

en los viajes. Por estos días, el Jardín de la República devuelve paisajes verdes, cielos diáfanos y todo se puede observar a la perfección desde la cima de un cerro.

Tucumán es líder en el país en parapente, tanto a nivel recreativo para aficionados, como en categoría profesional. Su epicentro encuentra en Loma Bola; este destino ofrece una panorámica de San Miguel entre dos promontorios boscosas. Desde allí, gran cantidad de turistas sueñan con ser pájaros unos minutos.

A diferencia de otros lugares de la Argentina, en los que hay que correr hasta el borde de un abismo, saltar y, finalmente, dejarse caer, en Loma Bola sólo se trota unos pocos metros en un suave declive del pasto cortado como una cancha de golf y la corrientes térmicas hacen el resto. Sólo bastan unos segundos para elevarse, flotar y navegar a unos 800 metros sobre el valle.

Los expertos viajan solos y los aficionados y quienes hacen vuelos de bautismo van acompañados por un piloto que los guía unos 15 minutos. En caso de que el pasajero busque una experiencia más vertiginosa, puede hacer un medio looping o pasar rasante sobre los árboles y las mesas de la cafetería del parque para aumentar la emoción pero sin riesgo alguno.

El trekking y el kayak, otras opciones para aventureros

El senderismo y el canotaje son dos actividades de gran demanda por parte de los turistas en la capital tucumana, con caminos que llegan hasta los pastizales de altura y el dique de El Cadillal. Ubicado en las afueras de la ciudad, es el mayor espejo de agua de la provincia. El ascenso al cerro San Javier es el predilecto de los senderistas, porque está inmerso en el ambiente de yungas y constantemente se pueden ver en sus rutas y caminos aledaños a numerosos vecinos y visitantes que suben o bajan a diversas velocidades.

De la costa del dique Celestino Gelsi, en El Cadillal, parten constantemente los kayaks con turistas que surcan las aguas, en algunos casos con descenso en las islas para combinar con trekking y rappel. "El que no se anima mucho, puede remar junto con un instructor porque son dobles”, cuenta Diego Budeguer, uno de los pioneros en deportes náuticos del lugar.

Para quienes prefieren permanecer con los pies en la tierra, las opciones de trekking son múltiples y muchas se centran también en el cerro San Javier, con diversos niveles de dificultad y de duración según el ritmo. Se destacan circuitos como El Funicular, ideal para toda la familia; Puerta del Cielo, de dificultad baja e intermedia; Cascadas del Río Noque, que conduce a ese atractivo, y Aguas Chiquitas, de unas cuatro horas de ida y vuelta.

Siempre sin volar, pero sin pisar el suelo, el turista puede elegir entre un tour de mountain bike o la aerosilla que lleva al mirador del lago El Cadillal, en la cima del cerro Médici.