Quienes prefieren evitar los extremos climáticos y los precios de la temporada alta encuentran en otoño el momento ideal del año. La Argentina ofrece una variedad de destinos para conocer en esta época. Dominan las escenografías naturales,

esos lugares necesarios para hacer una pausa y darle relax al cuerpo y la mente. Aquí, tres propuestas imperdibles para los amantes de los viajes en estos tiempos.

Parque Nacional Quebrada del Condorito. Se encuentra en el sector más alto de las Sierras Grandes de Córdoba y permite admirar especies únicas. En sus enormes paredes de piedra crecen tabaquillos y maitenes humedecidos por nieblas y vertientes, que desde la pampa intentan llegar al Río de los Condoritos, ubicado al fondo de la quebrada. Los paisajes son sobrevolados por el cóndor andino, el monarca de la región.

El parque presenta diversos circuitos gratuitos para ser disfrutados durante largas caminatas. Uno de ellos es el Balcón Norte, un recorrido bien señalizado de dificultad media-baja que dura alrededor de cuatro horas entre ida y vuelta. La mayor recompensa de su trayecto es observar a los cóndores mientras emprenden vuelo. Otro de los senderos es el del Balcón Sur, un circuito que implica aproximadamente ocho horas de caminata (ida y vuelta), bajo la supervisión de guías habilitados.

Dique El Jumeal. Este espejo de agua asoma al pie de la Sierra Colorada, en los faldeos del Ambato, a sólo tres kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca. Su embalse fue construido en 1942 y se alimenta del río El Tala. Lleva el nombre de una planta parecida al junco, característica de la zona.

Se trata de un destino ideal hacer caminatas o andar en bicicleta. Al visitarlo, puede apreciarse la flora autóctona, en la que predominan los lapachos y jacarandas, y los cactus en la montaña. Los paradores que miran hacia la ciudad o la cascada que alimenta al dique, constituyen verdaderos balcones para el disfrute del paisaje montañoso y verde, de los edificios sobresalientes y del progreso de la ciudad con sus nuevos barrios.

El Cañon del Atuel. Al sur de Mendoza, ofrece a los viajeros características únicas en este tipo de formaciones, como la variedad de colores y paisajes en sus más de 50 kilómetros y la posibilidad de recorrerlo desde cualquiera de sus extremos sin desandar el camino, en un circuito cerrado que se puede concretar en el día. El Cañón es producto de la erosión del río sobre una formación precámbrica de 250 y 400 millones de años de antigüedad, que junto a la actividad volcánica, vientos y lluvias generó ese corredor con precipicios y rocas gigantescas de variados colores y curiosas formas.

Para acceder al lugar, hay que recorrer la Ruta Provincial 73, que une a la ciudad de San Rafael con los rápidos del río Atuel. El camino es un viaje en sí mismo, porque pasa por el impresionante Cañón del Atuel y los diques-embalses Valle Grande y El Nihuil. El atractivo de la zona son los rápidos del río Atuel, lugar por excelencia para practicar rafting, navegación en kayak y cool river.

Por otro lado, en los espejos de agua de Valle Grande y El Nihuil (y alrededores) la oferta turística es amplia y variada e incluye pesca, windsurf y kitesurf, así como también ciclismo, trekking, escalada, rappel, canopy y tirolesa.