Parecen de película. O mejor dicho, de un cuento. Sin embargo, son reales. Existen y dominan el paisaje a pocas horas de viaje de la ciudad de Buenos Aires. Son castillos históricos, con arquitectura medieval y leyendas que vale la pena

conocer. Aquí, una lista con cinco símbolos de este tipo que se encuentran en la Provincia. Y sobre todo, proponen una escapada diferente durante un fin de semana.

CASTILLO LA CANDELARIA (LOBOS)

En el kilómetros 114,5 de la Ruta 205, fue construido a fines del siglo XIX y se trató de un regalo de Don Orestes Piñeiro a su esposa Candelaria del Mármol, motivo del nombre del castillo. Más allá del paso de los años, conserva los muebles que fueron traídos de Italia, Inglaterra y Francia. Actualmente, ofrece una variedad de servicios sin perder su esencia. Los huéspedes pueden elegir el sector colonial o el sector castillo y degustar platos de autor en tres restaurantes.

Quienes lo visiten tienen distintas actividades para realizar. Entre ellas, jugar al fútbol, tenis y vóley; caminar por su parque; tomar clases de polo; usar la piscina; dar un paseo en bicicleta o hacer un tour por su parque exterior, diseñado por el distinguido paisajista Carlos Thays, que emplazó más de 200 especies de árboles.

PALACIO ANDALUZ (CAÑUELAS)

También sobre la Ruta 205, pero a la altura del kilómetro 82, resalta como de los lugares más famosos de este distrito provincial. Su historia se remonta a principios del siglo XIX, cuando su creador, el ingeniero Carlos Pellegrini -padre del ex presidente argentino- se exilió allí junto con su familia. Era tiempos del gobierno de Juan Manuel de Rosas y sus ideas democráticas contrariaban las políticas establecidas.

El primer casco, construido por Carlos Pellegrini, aún se conserva. Es de 1830. Con los años, la estancia pasó a manos de otro ilustre hombre, Miguel Nemesio de Uribelarrea, que le dio impulso al lugar con la explotación lanar. En 1880, Uribelarrea fundó el pueblo que lleva su nombre lugar donde se encuentra la estancia.

Entre otras cosas, los visitantes pueden disfrutar de las piletas, cancha de tenis, cabalgatas y caminatas por los alrededores, pool, ping pong, paseo en carruaje, campo de golf, animales de granja y actividad rural.

 CASTILLO RAFAEL OBLIGADO (RAMALLO)

A unos 20 kilómetros de dicha ciudad bonaerense, este símbolo turístico fue mandado a construir en 1896 por el poeta Rafael Obligado en honor a su esposa Isabel Gómez Langenheim, amante de las novelas. Se encuentra en las cimas de las barrancas del río Paraná y tiene el estilo de un castillo típico europeo: tres pisos con ventanales ojivales, 24 habitaciones, seis baños y un gran hall que domina la entrada, con tres juegos de escaleras hacia lo alto.

Sus paredes empalidecidas y surcadas por enredaderas, le dan un aspecto espectral. Una leyenda de 1930 cuenta que allí vive "Toto", un fantasma que hace desaparecer objetos o que cierra puertas para luego abrirlas de manera misteriosa.

CASTILLO LA RAQUEL (CASTELLI)

Sobre el kilómetro 168 de la Autovía 2, es dueño de una historia enigmática. Ocurre que una de sus habitantes, la millonaria Felicitas Guerrero, fue víctima de un femicidio propiciado por uno de sus pretendientes. De paredes color salmón y techo de tejas, puede verse al cruzar el puente sobre el Río Salado, en dirección a Mar del Plata. La casona principal tiene 13 habitaciones y hay cuatro más en un anexo.

Felicitas Guerrero recibió esta propiedad como parte de la herencia familiar de sus padres, el vasco Carlos José Guerrero, y de la dama porteña Felicitas Cueto y Montes de Oca. Este castillo fue construido en 1894, unque su torre se terminó unos años más tarde y  cuenta con 80 hectáreas, 40 de ellas parquizadas por el paisajista danés Forkel. En la actualidad, su estancia puede visitarse de día y tiene diversas actividades.